Cubículo vs. espacios abiertos: la psicología explica por qué el diseño es tan importante para los entornos laborales

¿Cómo es que la clave para empleados más productivos está en sillones, áreas de descanso y cambiar constantemente de lugar en el trabajo? Por muchas décadas la prioridad para las empresas era optimizar espacios pensados en la funcionalidad, pero, con la llegada de nuevas tecnologías y las generaciones que crecieron de la mano de ellas, el diseño de las oficinas se ha vuelto crítico.

El final de la era de los cubículos y las oficinas cuadradas tiene una razón de diseño que también respalda la psicología. De acuerdo con el doctor Ron Friedman, autor de The best place to work: the art and science of creating an extraordinary workplace, esa razón se encuentra en nuestra evolución.

Friedman asegura que el hombre paleolítico y su instinto de supervivencia explican por qué nos sentimos incómodos, ansiosos y estresados en ciertos ambientes. Cada persona tiene su forma de trabajo y lo que funciona para muchos — y lo que no— tiene un motivo que desde nuestros ancestros cazadores está presente.

• Cubículo:
  PRO.  Nos da un sentimiento de seguridad, como lo hacían las cuevas donde el hombre primitivo se refugiaba. Además, un espacio propio que podemos personalizar o sobre el que podemos elegir nos da una sensación de control.
  
  CONTRA. Aislar a las personas en un lugar que no recibe suficiente luz y restringir la visión al entorno es una receta para la ansiedad. Incluso, hay una razón química: en entornos sin buena iluminación y encerrados hay un desbalance de la serotonina y melatonina, éstas regulan el ciclo del sueño, lo que explicaría por qué las personas se sienten adormiladas y con poca energía en oficinas sin acceso a la luz del exterior.
   
• Espacios abiertos:
  PRO. La libertad de estos formatos dan una sensación de tranquilidad, lo que además de reducir el estrés, invita a las personas a comunicarse y recluirse menos.
  
  CONTRA. En un nivel básico, la apertura hace que nos sintamos demasiado expuestos. A su vez, significa diferentes fuentes de información, distracción y sucesos que pueden llegar a saturarnos.

¿Cuál es la mejor opción? El especialista propone un balance entre los espacios libres que estimulan a las personas y el resguardo de entornos más privados. En esta fórmula entran los espacios flexibles que propician la colaboración y la creatividad, pero que al mismo tiempo contemplan esquemas de trabajo individual, para que las personas puedan alternar entre ellos de acuerdo con el tipo de tarea que deben realizar y su estado de ánimo.

“Los espacios de trabajo son más que sólo el lugar físico donde desempeñamos nuestras tareas. Tienen mucho que ver con nuestros objetivos profesionales y personales. Después de todo, es el sitio donde estaremos realizando el trabajo de nuestra vida”, indica Eduardo Molina, director general de WeWork México, la plataforma global para creadores. “A través de nuestra comunidad, hemos notado que hay todo un factor psicológico detrás del sitio donde trabajas y cómo está diseñado, porque tu entorno te motiva a hacer más, conectarte con otras personas y pensar creativamente. Si no es así, se notará rápidamente en tu motivación y productividad”, agrega.

La edición 2017 de la Millennial Survey de Deloitte respalda este argumento entre la generación millennial: los jóvenes buscan estar en espacios de trabajo donde se sientan en control, empoderados y generando un impacto real con su trabajo.

Por ello, las empresas grandes y pequeñas pueden beneficiarse a nivel cultural y económico de entornos laborales que, por medio del diseño, ofrecen lugares de trabajo enfocados en el bienestar y en la creación de comunidad como un recurso vital y tangible, e implementan de manera más natural las necesidades de trabajo en el siglo XXI.